En esta ocasión te compartiremos informacion acerca de cómo puedes mejorar tu comunicación rápidamente por medio de un simple ejercicio que puedes poner en práctica hoy mismo.

Por lo regular, cuando hablamos la gente automáticamente se empieza a crear una opinión o un juicio acerca de nosotros. En otras palabras, las personas sin saberlo o no, sin quererlo o no, hacen una evaluación de quien habla con el fin de establecer las bases que les permitan construir un vínculo de confianza.

Por lo tanto, quienes no te conocen bien al escucharte hablar inmediatamente se empiezan a hacer toda clase de preguntas. ¿Qué educación tiene? ¿A qué se dedica? ¿Qué edad tiene? ¿Es casado?

Hasta este punto esto puede sonar algo trivial. ¿Entonces por qué esto es relevante? Porque sin que tú lo sepas, la gente empezará a auto-responderse esas preguntas que se hicieron mentalmente mientras hablabas.

¿Podemos controlar lo que la gente piense de nosotros?

Es inevitable que la gente empiece a hacer suposiciones acerca de nuestra persona y lo interesante es que no tiene ninguna base para hacerlo.

Durante una conversación, una presentación de negocios o en cualquier situación en la que entremos en contacto con gente desconocida, si no demostramos seguridad en nuestras palabras y si nuestra entonación no es apropiada, no lograremos despertar su interés.

Al final del día lo que la gente piense de nosotros es su problema. Lo que nos interesa es desarrollar la capacidad de influir sobre ellas,  y la voz es una de nuestras principales herramientas.

Muchas veces sucede que no logramos tener el impacto deseado con nuestra voz. Es una sensación terrible descubrir que al hablar lejos de acercar a las personas y despertar el interés producimos el efecto contrario. La gente se desconecta de nosotros, empiezan a voltear hacia otro lado hasta que deciden (no siempre de una forma cordial) que conversar con nosotros es una pérdida de tiempo.

Estoy seguro que en más de una ocasión te has preguntado cómo puedes mejorar tu comunicación.

La importancia de saber hablar en público radica en que hay personas allá afuera que están haciendo una gran diferencia en el mundo con las ideas y las cosas que comunican. Personas que tienen una gran influencia sobre las masas, líderes de opinión, políticos etc. Gente con un gran poder de persuasión. Y por lo general la mayoría de nosotros creemosque este poder es sólo para un selecto grupo de personas que poseen un gran carisma o un encanto especial. Sin embargo, ese no es el caso.

La mayor parte de mi vida he trabajado con la voz, ya sea usando mi propia voz, dirigiendo otras voces o enseñando técnicas de comunicación. Puedo asegurarte que todos poseemos la capacidad de mejorar de forma increíble en un par de semanas. No todos tienen el objetivo de convertirse en grandes oradores o presentadores. Pero todos nos podemos beneficiar al mejorar nuestra influencia sobre los demás (en el trabajo y relaciones interpersonales), sin importar tu carácter, el carisma o los talentos con los que hayas nacido.

Con un sencillo ejercicio puedes mejorar tu voz y con ello transformar poco a poco tu vida o tu negocio. Al ponerlo en práctica obtendrás nuevos niveles de confianza que nunca creíste posibles. Todo ello simplemente cambiando un poco la forma en que “suenas”.

La gente que no te conoce no creerá en lo que dices simplemente porque tu vocabulario sea algo sofisticado. De hecho, las palabras no son tan importantes como crees. Lo que importa son los sonidos que eres capaz de crear con tu voz, además de las palabras que usas. Si quieres que la gente escuche realmente lo que dices, necesitas entender que los sonidos que produces al hablar son mucho más importantes que las palabras que dices. Esto se conoce como entonación.

La entonación (de acuerdo a la RAE) :

“Movimiento melódico con el que se pronuncian los enunciados, el cual implica variaciones en el tono, la duración y la intensidad del sonido, y refleja un significado determinado, una intención o una emoción”.

Supongamos que pasaste buena parte de la noche anterior practicando la forma en que le hablarías a tu jefe el día de hoy con respecto a ese aumento de sueldo pendiente por varios años.  O tal vez lo que querías era invitar a salir a una persona que te atrae. O hacer esa presentación de ventas que podría poner tu situación financiera en el siguiente nivel.

Elegiste cuidadosamente cada palabra, cada frase y luego las memorizaste. Pero cuando hablaste finalmente, las cosas no salieron exactamente como las habías planeado.

Te despidieron del trabajo. O la persona con la que querías tener una cita romántica te dijo que sólo le caes bien como amigo. O no pudiste concretar la venta porque tu cliente potencial no confía en ti.

Entonces… ¿qué salió mal? ¿Cuál fue tu principal error?

Aquí el secreto de cómo puedes mejorar tu comunicación:

El error es confiar demasiado en las palabras para obtener un resultado final. La realidad es que debiste enfocar más tu atención en los sonidos que produce tu voz. Tienes una gran personalidad, pero tal vez hablaste de forma monótona debido a que sólo tuviste unas cuantas horas para dormir.

Si tanto querías el aumento, la cita romántica o la venta debiste haber usado una mejor entonación. Al hacerlo podrías haber usado tu voz como si fuera un instrumento musical, lleno de matices para mantener la atención de tu interlocutor. Es la misma razón por la cual nos gusta la buena música.

Al hacer uso de una entonación correcta te asegurarás de que tu interlocutor no se distraiga mientras hablas.

Existe una técnica muy simple que consiste en tres pasos y se conoce como «La Técnica de la Escalera».

Primero, imagínate que la entonación puede ir en tres direcciones distintas. Puede ir hacia arriba (subiendo las escaleras) hacia abajo (bajando las escaleras), o puede ir en un plano horizontal.

Al hablar debemos de proponernos usar las tres direcciones. Practica “subir las escaleras” en tres tiempos y mantenerte en un plano horizontal por unos instantes y posteriormente “bajar las escaleras” y mantener la misma nota por unos momentos. Ese es todo el truco.

Ahora lo que hay que hacer es incluir este “ritmo” en nuestra forma de hablar.

¿Existen ritmos o patrones específicos que deberíamos usar para cada ocasión?

Sí, pero primero hay que practicar lo anterior. Hay que darle variedad a nuestra forma de hablar. En otras palabras, ¡hay que soltarse! Es verdad que el simple hecho de hablar en público crea cierta tensión (miedo a hablar en público) y de forma natural preferimos permanecer en la zona segura, en nuestra zona de confort. Pero si queremos que nuestras palabras tengan un verdadero impacto sobre los demás, debemos empezar a experimentar.

Empieza a hablar como les hablarías a tus amigos y familiares. Bueno, tal vez no exactamente igual… pero sí usando la entonación que permita a los demás ver los distintos rasgos de tu personalidad.

Al principio seguramente te sentirás un tanto inseguro porque no sabrás realmente si habrás mejorado o no hasta que obtengas la retroalimentación de tu audiencia. Especialmente si estás consciente de que eres de las personas que hablan con cierta monotonía.

Atrévete a jugar un poco. Para ti esta será una nueva e importante herramienta que podrás usar para dejar de ser un orador poco eficiente y convertirte en un gran orador. Lo único que tienes que hacer es “subir y bajar las escaleras”.

Con este simple ejercicio podrás incrementar tu poder de retener la atención de la gente al hablar.

Si después de leer lo anterior aún te estás preguntando cómo puedes mejorar tu comunicación, el siguiente paso es trabajar en mejorar el contenido de tu comunicación. Pero hablaremos de ello en otra ocasión.