Una de las primeras preguntas que me hice con respecto a la voz al incursionar en el mundo de la locución profesional a finales de los 80´s fue: ¿Por qué mi voz suena distinta cuando es grabada? ¿Es posible que pueda sufrir algún tipo de distorsión al ser capturada por un medio electrónico?

En aquel entonces ni los locutores más experimentados me pudieron dar una respuesta clara y simple al respecto. Cada quién podía expresar y defender su propia teoría. En lo personal, me conformé con la idea de que era un fenómeno extraño pero normal.

Fue hasta muchos años después, cuando tomaba un entrenamiento vocal con Rubén Moya (QEPD), que él me comentó que existe algo que le conoce como «oido interno”. El oido interno es nuestro propio aparato auditivo recibiendo las ondas sonoras no sólo desde nuestras cuerdas vocales, sino desde todos los rincones de nuestro cuerpo.

¿Qué es el sonido de la voz?

Hay que recordar que el sonido escencialmente son ondas vibratorias de energía. Estas ondas se propagan por distintos medios como el aire, el agua o incluso los materiales sólidos de baja densidad. Al hablar, nuestra voz no sólo se propaga en el aire, sino que también se propaga por nuestro cuerpo. Incluyendo los huesos y los tejidos musculares. De tal suerte, que nosotros al ser simultáneamente la fuente del sonido y receptores del mismo, nuestro aparato auditivo percibe una combinación del sonido que se propaga por el aire y del sonido que proviene de nuestro cuerpo.

Además, las cavidades que existen en nuestra caja craneana crean una resonancia. Esto añade cierto «color” o «textura” a nuestra voz. Incluso la cantidad de fluidos que hay en nuestra cabeza y cerebro harán una diferencia notable.

Es por este motivo que nuestro oido interno percibe nuestra propia voz de forma “amplificada”. Con un tono y un matiz que sólo nosotros conocemos, ya que solamente nosotros mismos somos capaces de recibir este sonido de esta forma tan peculiar. Es como ser un espectador desde “backstage”.

En la producción de audio, cuando escuchamos nuestra voz en un medio externo como  las bocinas del PC o audífonos, no estamos escuchando nuestra voz al 100%. Estamos escuchando nuestra voz como suelen escucharla los demás. Por eso, el único extrañado de cómo suena tu voz serás tú mismo.

Por lo general, tu voz “dentro de tu cabeza” te sonará con mucho cuerpo y hasta cierto punto grave. Al escucharla afuera te sonará mucho más aguda.

Misterio resuelto. ¡Qué alivio!